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Soy una persona de apariencia normal, pero dentro de mi existe esa persona obscura y sin reservas, que vive en las penumbras de este viaje llamado VIDA.

martes, 10 de noviembre de 2009

Sexy Vampire III


-¡¡¿Una eternidad?!!, eso es mucho tiempo- Mi voz retumbo con gran fuerza en las frías paredes de la cueva; mis manos tibias instantes atrás yacían frías en la tierra húmeda del lugar, la fogata ya no calmaba el inquietante frío, pues solo unas cuantas brazas quedaban encendidas, me vestí apresuradamente con la ropa desgarrada por la pasión tratando de aminorar el penetrante viento que calaba hasta los huesos.

-¡¿Hazzel!?-gritaba tu nombre-¿Dónde estas?-repetía, pero el único sonido del lugar era el eco de mi voz. Desolada me deje caer junto a un árbol, tape mi rostro con las manos maltratadas por el aire y por un momento el tiempo se detuvo, al volver la vista, note que había dejado aquella arboleda sombría y me percate que seguía abordo del ferry.

Sentí el toque de una mano tibia, recordando el encuentro previo, tenía la ilusión de que fueras tú -¿Se encuentra usted bien?,¿Puedo ayudarla en algo?- Dijo la voz de un hombre delgado, de unos treinta y tantos, de aspecto elegante al puro estilo neoyorquino que había tomado mi hombro en espera de alguna respuesta.-Me encuentro bien.Gracias-Conteste tajante.



Insistente el hombre continuo -Me llamo Antuan, soy profesor de arte-menciono, tratando de llamar mi atención se recargó sobre la baranda de la embarcación -¿Verdad que la vista es maravillosa?-Agregó, viendo hacia la distante estatua de la Libertad. -Si, es hermosa, sobretodo cuando cae el sol-Respondí sin dejar de mirar a aquel hombre extraño que su innegable elegancia me cautivaba-Por cierto, me llamo Karen- interrumpí mostrándole una sonrisa más de cortesía que de amistad.

Instantes después arribamos al puerto -¿ A donde te diriges?- preguntó Antuan tomando mi mano. -Solo voy a unas cuantas cuadras, voy a mi hotel- Dije mientras retiraba mi mano de la suya y señalaba a la distancia. -¡Que casualidad!, yo también voy por el camino,¿Te molesta que te acompañe?-Cuestionó lanzándome una sonrisa seductora, a la cual no puse ninguna resistencia.-No me molesta,¡vamos!-mientras trataba de corresponderle aquella coquetería.




Nos dirigimos al hotel que no estaba muy lejos, en el camino las preguntas más comunes no se hicieron esperar.<¿De donde eres?, ¿estudias o trabajas?> entre otras tantas cosas que pueden platicar dos personas que se acaban de conocer.El porte elegante de Antuan, la apariencia intelectual y su modo de percibir el mundo me resultaba en extremo arrebatador .

Llegando a mi destino y sin perder un segundo, sugerente le mencione a Antuan que siguiéramos platicando en la habitación del hotel donde me hospedaba, sin dudarlo el acepto; pasamos el looby de habitual elegancia , subimos el elevador de cristal que dejaba ver la finesa del lugar y llegamos a la habitación 129.

Ya en la habitación ,en el sofá estilo Luis XV de la impecable recepción del dormitorio, seguimos nuestra conversación que se torno algo provocadora, haciendo que me ruborizara por completo, subiendome la temperatura corporal y con ello el venir de un buen pretexto. -¡Qué calor hace!¿No te parece?-exclame quitandome el abrigo y desabotonando un poco de mi blusa dejando expuesto el borde de mis finos pechos.


Inocente, Antuan tomó mis palmas -Eres una beldad que me gustaría conocer más afondo- Dándome así un beso en la frente, para después acariciar mis piernas con sus suaves manos y recostarme en el tapizado rojo de aquel sillón, haciendo más intensa la situación.


Fascinada por la ternura de sus labios y la delicadeza de sus caricias, solo pude dejarme tratar suavemente. Me desnudo poco a poco sin dejar de besar mi piel que enardecía a cada contacto con su piel. Acariciando su sedoso cabello con mis dedos no omitía besarlo en cualquier zona que pareciera ser sensible, lentamente bese su cuello notando una herida, a la cual no le di importancia.


Rodando hasta la elegante alfombra del lugar, nos besamos y tocamos con singular frenesí, ninguno de los dos queríamos que el momento terminara.

Cansados del exitante trance me quede recostada en el sofá, Antuan tomó su camisa, saco una cajetilla de cigarros y me ofreció uno; mientras tapaba mi cuerpo tibio con su abrigo, no sin antes besarme la mejilla.

Creí que me encontraba sola con Antuan, pero una ligera sombra me hizo sospechar lo contrario, recorrí con la mirada temerosa toda la habitación hasta tropezar con un antiguo reloj.-¡Es media noche!- dije en voz alta.

Dentro las sombras de un recoveco pude percivir el aroma indescriptible de tu piel, mientras veía tu rostro salir enfurecido de las penumbras.-¡¡¿Hazzel?!!- Grite.